El 2 de abril fue el Día Mundial de la Concienciación sobre el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), un conjunto de condiciones de origen neurobiológicas que afectan el funcionamiento cerebral y el neurodesarrollo. Según algunos estudios, los pacientes con este trastorno tienen más riesgos de patologías orales. Los problemas principales dentales en pacientes autistas son: caries, bruxismo, gingivitis, autolesiones, entre otros. Pero como todo puede prevenirse, hoy os damos siete tips para cuidar la salud bucal en niños con autismo
Cuidados bucales en niños con autismo
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- Elige un cepillo de dientes suave y del tamaño correcto. La mayoría de peques con autismo tiene hipersensibilidad. Si rechaza usar el cepillo de dientes, inténtalo con una esponja pequeñita y suave hasta que se acostumbre y puedas hacer la transición.
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- Usa una pasta de dientes de sabor neutro y que no tenga Lauril Sulfato de Sodio, el agente formador de espuma. En los supermercados hay varias marcas que cumplen estos requisitos.
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- Enséñale a usar seda dental desde peque. Ten en cuenta que hay diferentes texturas, sabores y tamaños. Deja que tu peque elija cuál prefiere.
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- Antes de empezar, utiliza dibujos o pictogramas para mostrarle cómo es el procedimiento. Hay muchas plantillas gratuitas en internet que puedes imprimir y pegar en el sitio donde va a limpiarse los dientes. Se recomienda que sea siempre en el mismo sitio y a la misma hora.
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- Establece una rutina. ¡Y que sea divertida!. Puedes usar su canción favorita para establecer el tiempo o convertir esos minutos en un juego. ¿Por qué no?
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- Refuerza su conducta positivamente, felicítale, abrázale y –sobre todo- sé paciente. Cada persona tiene su tiempo, respétalo.
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- Llévale al dentista con regularidad. La salud preventiva es fundamental. Además, es bueno que se familiarice y no pierda el contacto.
Debes tener en cuenta que la visita al dentista es todo un desafío para tu peque. La mayoría de procedimientos implican cosas que no les gustan: luces brillantes, ruidos fuertes, gente extraña y contacto físico. Por eso, no sólo es necesario elegir un buen profesional, sino hacer todo lo posible para que durante la consulta no haya que improvisar y se puedan hacer las cosas rápido y bien. ¡Es posible!
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