Los dentistas infatiles se vuelven una figura importante en la vida de nuestros hijos cuando estos empiezan a desarrollar sus dientes alrededor de los 2 años de edad. Por lo tanto, es necesario que acudamos junto a nuestros hijos al dentista infantil de forma regular para asegurarnos de que consigan y mantengan una buena salud bucodental. Es entonces cuando muchos padres se preguntan «¿A qué dentista infantil llevo a mi hijo?».

Hoy os traemos unos cuantos consejos a tener en mente cuando decidas elegir un dentista infantil para tus hijos:

Presta atención a sus competencias.

Es una buena idea buscar un dentista infantil que esté especializado en la mayor multitud de tratamientos posibles, pues tu hijo, sobre todo en la infancia y en la adolescencia, puede necesitar de varias intervenciones distintas y es mejor que la mayor parte de ellas las realice un dentista con el que tenga ya cierta confianza. Así tu hijo necesita una ortodoncia, se sentirá más cómodo si le atiende un dentista infantil que ya le haya tratado, por ejemplo, una caries.

Considera su trato con los niños.

Es recomendable que te fijes a la hora de elegir un dentista en cómo es el trato que este tiene con los niños. El dentista tiene que tener ciertas aptitudes que le ayuden a saber conectar con los niños y comunicarse de una forma especial y divertida con ellos y que resulte agradable para asegurarte de que tus hijos no cojan miedo a ir al dentista y tengan ganas de ir.

Fíjate a qué franjas de edad atiende.

Es normal que en las clínicas dentales los dentistas abarquen un determinado rango de edad para sus pacientes. En este caso, tienes que asegurarte de que escoges un dentista cuyo rango de edad de pacientes abarque toda la infancia de tu hijo (la primera ortodoncia y cualquier otro tratamiento dental). De esta manera, como hemos contado antes, tu hijo tendrá una mejor predisposición hacia la figura del dentista.

Es un simple detalle, pero busca un bonita sala de espera.

La sala de espera de un dentista infantil es una antesala en la que tu hijo puede tener que pasar un buen rato hasta que el dentista le haga pasar. Por eso, esta puede convertirse a los ojos de un niño en un sitio que da miedo, que es incómodo o simplemente aburrido. Por eso, un  dentista que tenga una sala de espera cómoda, que ofrezca entretenimientos como juguetes o libros y que esté decorada de forma divertida hará mucho bien en el ánimo de tu hijo mientras se distrae y pasa el tiempo de espera hasta que llegue su turno.